viernes, 21 de noviembre de 2008

El porqué de Tintas Alternativas

Porque no existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. Porque la necesidad de ser correcto es la muestra de una mente vulgar. Porque, como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad. Porque el afortunado hallazgo de un solo libro puede cambiar el destino de un hombre. Porque es el buen gusto, y solamente el buen gusto, lo que tiene el poder de esterilizar y es siempre el principal impedimento para la creatividad. Porque en la sensación se toma lo que llega y en el sentimiento se interviene. Porque los días no adquieren sabor hasta que uno escapa a la obligación de tener un destino. Porque el arte no es un espejo para reflejar la realidad sino un martillo para darle forma. Porque la mejor manera de gastar el tiempo es consumirlo. Porque la inteligencia y el sentido común se abren paso con pocos artificios. Porque sin arte la vida sería un error. Porque el mundo sólo gira por confusión. Porque el sueño de la razón produce monstruos. Porque pinto la cosas como las pienso, no como las veo. Porque las tonterías dejan de ser tontas cuando las hace gente sensible de forma insolente. Porque la vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia delante. Porque todo el mundo existe para acabar en un libro.

Gracias, por orden de aparición, a: Oscar Wilde, Albert Camus, Jean-Paul Sartre, Marcel Duchamp, Salvador Dalí, Antonin Artaud, Emile Cioran, Bertolt Brecht, Marguerite Duras, Johann Wolfgang Goethe, Friedrich Nietzsche, Charles Baudelaire, Francisco de Goya, Pablo Picasso, Jane Austen, Søren Kierkegaard y Stéphane Mallarmé.